El recibimiento que nos dispensaron en la casa de Mareuil, donde empezamos nuestra ronda de voluntariados, no pudo ser mejor.


En la casa de Geoffrey nos encontramos con su amiga Belinda (de pie en la foto) y sus dos encantadoras hijas. Belinda es chef en el restaurante Le Calice, de Verteillac. Cocina como los ángeles y tiene el extraño papel en este país, que se precia de tener los mejores cocineros, de ser una inglesa en la cocina.
Mareuil y los alrededores se han convertido en una colonia inglesa desde los años 80. Esta comunidad de británicos, perfectamente insertados en la vida social de la zona, se pasan el día ayudándose entre ellos e intercambiando toda clase de favores, que pueden ir desde cortarle la hierba a tu vecino a sustituirle la puerta del coche por una nueva.
Se trata de gente extremadamente amable que comparte sin pensar lo que tiene y que es completamente adepta a la vida tranquila.
Aquí hay una foto en la cocina de la casita que Jack y Sara

reparan y acondicionan para la hija de ella. Esta pareja increíble son un dechado de hospitalidad y cortesía. Jack es un gran mecánico y Sara, a sus 64 años, podría estar compitiendo en un circuito de carreras.
En las siguientes fotos podemos ver una casona de una pareja danesa a la que Geoffrey debía algunos favores. La tarde del primer día trabajamos en esta propiedad creando un «patio» en el jardín y transportando rocas para ello. Muy gratificante. El día acabó en la cocina de Geoffrey, con un concurso de identificar canciones y mucha cerveza. Un primer día redondo.




