Recalando dos semanas en Donostia, y haciendo del infortunio fortuna (estoy en «parón técnico» en el trabajo) Leire retomó un viejo proyecto que habíamos dejado de lado por mi necesidad de tener internet a mano para el curro. Se trataba de hacer un voluntariado pero esta vez a bordo de un barco de vela. Hubo suerte, alguien nos contestó y nos dijo que estaba dispuesto a llevarnos a navegar sin experiencia previa y a enseñarnos todo lo necesario.
Dentro de 10 o 12 días estaremos a bordo del Izaro para comenzar una singladura que nos llevará desde Zumaia (Gipuzkoa) a las Islas Canarias vía Lisboa.
El Izaro es un hermoso velero de 15 metros y 22 toneladas construído por su capitán, Antonio. Cuenta con un casco de acero (pensado para navegación polar) y con un aparejo más grande y potente del que en principio le correspondería. Hace tres días comenzamos a entrenarnos en la mar. Fue precioso. Fue único. Para mí otro sueño cumplido.
Nos esperan dos meses de navegación. Una aventura con mayúsculas.