Lo de Vitré no funcionó. Fue una decepción total. Desde que llegamos al barrio les tertres noirs, muy cerca del centro de la ciudad, todo fue un encadenamiento de malas sensaciones y perores vivencias. Nuestro anfitrión era raro y desagradable. La casa era fría y olía mal. Nos alimentaron de sobras y más sobras del frigorífico y nada del trabajo prometido se cumplió. Al final nos dedicamos a poner cemento en una pared y echamos un par de horas plantando patatas y cebollas. Nada de excitantes proyectos con abejas y cosas ecosostenibles… Lo único remarcable la amabilidad y el discreto encanto de la mujer de nuestro anfitrión, que se desvivió por darnos conversación y la preciosa gatita de la casa. Ni una ni otra aparecen aquí: preservemos su intimidad… Debajo, la valoración en vídeo y una discreta galería de la experiencia…